sábado, 26 de septiembre de 2015

SOBRE CAMARADA NORAH: TESTIMONIOS DE MILITANTES DEL PCP

TESTIMONIO 1
I

La conocí en Huamanga, ciudad capital del departamento de Ayacucho. Cruzaba la Plaza Sucre conversando con su amiga cuzqueña, Nilda. Iban, entre risas y gestos de alegría a la Universidad San Cristóbal de Huamanga, en las aulas de la facultad de Ciencias Sociales donde, la Cátedra de Ciencias Sociales, era ejercida por el Dr. Abimael Guzmán Reinoso.

En un mediodía del mes de mayo de 1964 me vi, sorprendido por el ingreso de las dos jóvenes a la oficina donde yo había empezado a trabajar. Las saludé, un tanto turbado y, puesto de pie, hice el ademán y el gesto apropiado para invitarlas a sentarse. Como no accedieron a tal invitación, me quedé de pie. Ambas me miraron, sorprendidas también, y se sonrieron muy juvenilmente. Luego de una muy breve y juvenil risilla, se sentaron. Conversamos algunos minutos y expresaron alternándose:

—Yo soy Augusta La Torre.
—Y… mi nombre es Nilda Atanacio.

Me ofrecieron su atención y ayuda en la que, como alumnas de la Universidad, podría yo solicitarlas. Y se fueron.

Aquella fue la primera vez que conocí la sencillez y afabilidad de la joven que, años después, sería la camarada Norah. Las acompañé a bajar las escaleras del segundo piso del “Antiguo” —así lo llamaban— “Edificio” de la Universidad hasta el gran portón que daba a la Plaza de Armas de Huamanga. Y se alejaron sin dejar de volver la mirada hacia el lugar donde yo, con una sonrisa y una mano en alto les decía “hasta pronto, hasta siempre…”

II

En 1969 estuve por unos días en Huamanga. Se trataba de que había sido invitado a una Convención de artistas del ‘Teatro Peruano’. El evento tenía como sede el “Auditorio de la Universidad Particular Católica de Huamanga”. Esa nueva institución universitaria se había fundado —claramente— para contrarrestar la influencia política de la Universidad San Cristóbal de Huamanga.

En aquella oportunidad me alojé en una casa ayacuchana donde vivía un compañero huamanguino. Y me di con una gran sorpresa: de una segunda habitación vino a saludarme el Dr. Abimael Guzmán. Fue un reencuentro muy emotivo. Con muchas preguntas, de mi parte, respecto al trabajo político y al avance del PCP en aquella Región. Fue muy importante para mí, la maestría con que el Dr. Guzmán atendía mis preguntas y corregía mis opiniones, no claras o erróneas.

En la siguiente mañana salí hacia la Plaza Sucre y, en la puerta del antiguo local de la Universidad San Cristóbal, me encontré con la compañera Augusta La Torre. Luego del emotivo saludo (de mi parte) ella me convocó a una reunión del trabajo político del PCP. Muy emocionado asumí tan importante convocatoria. En las horas que faltaban para asistir a la reunión, me encontré con varios profesores de la Universidad. Me invitaron a almorzar. La comida y los vasitos de vino fueron un tanto abundantes. Error. Cuando me levanté para darme prisa hacia la reunión, me di cuenta que estaba mareado. No caminaba sino haciendo “eses” y, además, que estaba oliendo a licores. Decidí no ir, en esas condiciones, a la reunión. “Tendré que autocriticarme” atiné a decirme.

Al otro día fui a la Universidad. Allá en el patio del local nuevo estaba leyendo un libro de J. C. Mariátegui la compañera Augusta. Me saludó, muy seria, y me invitó a pasar a un aula vacía. Y luego comenzó una durísima crítica, muy de Partido. Me autocritiqué casi temblando de emoción comunista. Ella, me convocó a otra reunión en el siguiente día.

Fui muy temprano y con una autocrítica escrita en la mano.  El Presidente Gonzalo estuvo muy bien enterado. Le entregué mi autocrítica escrita a él. Me la recibió. “Ya, está bien”, me dijo. “Y saque usted una buena lección, c.”.

III

Por los años 1966 a 1967, estuve en otros lugares del norte del país. Y tuve sólo noticias del trabajo partidario. Al regresar (año 1968) empecé a cumplir  algunas tareas en Lima. También asistir a las reuniones del Partido (con su principal expositor el Presidente Gonzalo). Él nos preparaba a los cc. para generar cuadros. Por supuesto estuvimos presentes en muchas reuniones. También, en algunas de esas reuniones se hacía presente la c. Norah. En 1969, al darse el golpe militar se conformó un gobierno militar con el general Velasco Alvarado a la cabeza de una junta militar que se autonominara “Gobierno Revolucionario del General Velasco Alvarado”. En medio de esa situación en cuanto a medidas de control que instauró el nuevo gobierno nos reunimos en las células. En una de ellas con el Dr. Abimael Guzmán Reinoso, uno de los camaradas expresó su opinión en cuanto que ese gobierno sí era verdaderamente revolucionario: “Es lo que esperábamos”, agregó. Se dio una lucha muy dura por cuanto que los militares habían instaurado un gobierno fascista antipopular y contrarrevolucionario. Y, en otra oportunidad, en una reunión más amplia de cuadros vi combatir muy duramente al “gobierno fascista que no tiene nada de revolucionario y es antipopular…” a la c. Norah. Por supuesto, sus gestos y manos golpeaban con mucha dureza contra quienes habían expresado tal opinión “política”. Me impresionó, una vez más, su cólera y sus gestos muy duros que no había conocido antes en la joven dirigente del PCP. Sus justos razonamientos eran expresados con tal precisión y cólera comunista, que hacía agachar la cabeza a quienes habían manifestado y dado a entender que la Junta Militar fascista tenía un ápice de revolucionario. Más aún si alguno de ellos en vez de autocriticarse dejaban duda con sus intervenciones a medias tintas. Así, la c. Norah nos hacía ver la precisa y correcta formación comunista que nos enseña el Presidente Gonzalo, Jefatura del PCP y la Revolución.

IV

Entre 1977 y 1979 me desplacé al Cuzco por disposición justa y correcta del Partido.  El proceso del trabajo político apuntaba a movilizar a las masas campesinas de aquella zona. También organizar a las masas, principalmente, a las masas pobres de los barrios y barriadas que rodeaban a la ciudad cuzqueña, histórica desde siglos y siglos, en la historia del Perú. En 1978 —según mi dubitativa memoria— llegó la c. Norah. Era la disposición del Partido que el CC también debe desplazar a sus miembros para evaluar el trabajo político de los camaradas desplazados anteriormente. Fue así que llegó la c. Norah y convocó a cuadros y miembros del Partido. Nos reunió durante varios días, en diferentes horas del día y la noche. Los cc. encargados de la marcha del trabajo político, estábamos alojados en un ambiente de una casa situada al borde de la ciudad central en un barrio pobre.

La c. Norah se despertaba muy temprano de cada día. Y preparaba la reunión con los documentos partidarios correspondientes. Pero, luego caminaba de un lado a otro de la habitación. En esa marcha, la c. no leía; más bien caminaba pisando fuerte cada paso y movía, simultáneamente, brazos y puños como si estuviera martillando las ideas que pronunciaba apenas en sus labios.
La lucha era bastante dura.

Nos hizo ver el error que habíamos cometido: “Ustedes están buscando masas en las punas desoladas, apenas pobladas. Y las masas campesinas están, numerosamente en los valles, en las narices de ustedes. ¿No las han visto?” Y, al mismo tiempo taconeaba. Como se dice recibimos una marza. Y nos mirábamos entre nosotros, como buscando los ojos para cerciorarnos de quién era la responsabilidad. Efectivamente, habíamos estado ascendiendo a las pampas deshabitadas de las punas en camino hacia el Cañón del Pato. También, por las alturas de Quillabamba, en la desolada puna donde el frío viento silbaba con las pajas de tal puna, donde no había campesinos. Nos hizo ver que las masas estaban, por ejemplo, en las tierras donde Túpac Amaru actuó y armó su revolución.

Agachamos la cabeza. Nos miramos como buscando en los ojos de cada uno de nosotros y nos autocriticamos. No bastó una vez. La c. Norah nos exigió estar bien conscientes del tremendo error que habíamos cometido, más, “sacando pecho por haber ascendido a las punas desoladas”. Perdiendo el tiempo, retrasando la Revolución…

Al final de las varias reuniones, celebramos el éxito de la lucha y, sobre todo, lo correcto que nos trajo y nos dejó la c. Norah. Se fue a su base, fuimos dos a despedirla. Casi llorando de emoción comunista… Y nos dijo: “Cualquier momento puedo volver”.

V

Estando en Cuzco, supimos que la c. Norah había sido desplazada por el Partido a las zonas de Andahuaylas. Allí estaba dándonos ejemplo de cómo se recorre y se recorre para hacer trabajo político y movilizar a los campesinos pobres de las más altas y alejadas aldeas y comunidades abandonadas por las “autoridades” de los gobiernos del “Estado peruano”.

Y cuando volvimos a Lima fuimos informados, oficialmente, por los cuadros que asistían a las reuniones centrales que la c. Norah no estaba por el sur, sino que estaba recorriendo Junín, Cerro de Pasco y otros zonales del Perú.

Y un año después fuimos informados de la lucha, en el Centro del Partido, y cómo el Presidente Gonzalo y la c. Norah, junto a la izquierda bregaron en la aprobación (1978) de la Reconstitución del Partido en medio del 50º Aniversario del PCP. Y después, en 1979, en la aprobación del acuerdo central: Iniciar la guerra popular. Fue en esa circunstancia de la lucha en que dos tercios corrieron y se fueron. Presidente Gonzalo y c. Norah, aprobaron con el tercio de miembros del CC el acuerdo decisivo de la historia del Perú.

Volviendo a Lima, ya con el Inicio de la guerra popular, fuimos ubicados, como es necesario, en lugares pertinentes, para desenvolver el trabajo partidario. Quienes trabajábamos en Lima, asistíamos a reuniones con el Presidente Gonzalo y las camaradas Norah y Míriam.

También en esas amplias reuniones, la lucha era fuerte. Y varios camaradas de base, no cumplieron con cumplir la responsabilidad del trabajo político y de guerra popular. Y se fueron. Otros, inclusive, se iban al extranjero. Así, la derecha temblaba de temor y también por no soportar la lucha de la izquierda en el Centro del Partido y en la base donde había sido nominada.
El Partido siguió, como corresponde, adelante. Ese era, y es, el ejemplo del Presidente Gonzalo, la c. Norah y c. Míriam. Con ese altísimo ejemplo, dispusimos al Partido nuestra vida y nuestra responsabilidad de dar la vida por el Partido y la Revolución.

La guerra popular estaba encendida y crecía en el país con altas y bajas, pero siempre con el ejemplo de los Dirigentes Centrales del Partido. Y en ese proceso se nos hizo saber que la c. Norah estaba enferma. Pero ella seguía en la brega diaria por el Partido y la Revolución y en la lucha interna contra la derecha y sus reflujos. Seguía con ese pundonor y forma de criticar a quienes mostraban bajas en su trabajo político y, también, aliento de comunista con los de izquierda.

VI

En 1988, la dirigente correspondiente con quien cumplía los trabajos propios del trabajo partidario, me dijo: “Camarada, hemos sido urgentemente convocados. Así que vamos”. En su semblante y en su voz, capté el sentimiento con que me hablaba. Y cuando íbamos a llegar, me exhortó: “Tenga fuerza, camarada: la camarada Norah ha muerto”. Fue un golpe de sentimiento y dolor en el corazón y sentimientos de comunista. Me puse a razonar para no llorar: “Es expresión de la contradicción entre la vida y la muerte”. Cuando llegamos y entramos a la habitación central vi al Presidente Gonzalo muy adolorido y casi lloroso, nos dijo: “Nos ha dejado la camarada Norah.” Nada más. En mí, nuevamente, el dolor sentimental fue mayor. Pero al abrazar al Presidente Gonzalo y demás camaradas, sentí ese dolor propio de los comunistas hasta siempre.

Pero el sentimiento camaraderil actuó dentro de mí y seguí pensando: La conocí cuando ella era muy joven, la vi sonriendo y riendo en la Plaza Sucre de Huamanga; la vi cuando ya estaba en la lucha por defender al Partido en Ayacucho. Y, luego, vi en mi razonamiento y sentimiento cómo hacía la lucha, en los 70, en la conformación de los organismos generados de Intelectuales, el femenino popular…

 Y también ya en medio de la guerra popular cuando entraba yo al ambiente en que pasaba por seguridad los días y noches me recibía con mucho cariño y me hacía bromas: ¿Qué haces aquí… anda, haz lo que sabes de arte…” Y el Presidente se reía, muy afable, y ejemplar… Teniendo en cuenta el odio de la reacción contra el Partido y, muy particularmente, contra los dirigentes, solo los camaradas encargados (muy pocos) sabían dónde enterrarían a la c. Norah.

VII

Al cabo de un buen tiempo transcurrido y en medio del creciente proceso de la guerra popular se me dio la tarea de recoger plantas tiernas de retama para que crezcan y adornen con sus flores muy tiernas y amarillas muy alegres y vivientes que “tanto gustaba a la c. Norah”. Fue así que tuve que recorrer los valles de los ríos que rodean Lima; encontré las plantas, aún tiernas, que deberían florecer, risueñas y de amarillo alegre en la tumba de la c. Norah. Con mucho sentimiento y cariño comunista entregué a quien las pondría sobre la tumba de la que fue la cariñosa y luchadora implacable: c. Norah.

                                                                                                          29 de agosto del 2015
              Militante del PCP   
                  

TESTIMONIO 2

Estudiaba en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en el Programa de Economía cuando me vinculé como simpatizante al Frente Estudiantil Revolucionario cuyo lema era “¡Por el Luminoso Sendero de José Carlos Mariátegui!”. Era comienzos de diciembre de 1975 y tuve la oportunidad de tener en mis manos el documento “¡RETOMEMOS A MARIÁTEGUI Y RECONSTITUYAMOS SU PARTIDO!”. Fue el primer documento del Partido Comunista del Perú que recibía y grande su repercusión, pues me llevó a tomar la decisión de incorporarme de lleno a la lucha revolucionaria, a las filas del PCP. Antes desconocía de la lucha interna que se libraba en el PCP, los compañeros que me abordaban sólo me daban algunos folletos del FER, y me decían que este estaba dirigido por la vanguardia del proletariado.

En noviembre de 1975 se había llevado adelante el V Pleno del Comité Central del PCP en el cual se sancionó ¡IMPULSAR LA RECONSTITUCIÓN! El V Pleno del Comité Central marcó no sólo el desarrollo de la línea proletaria, sino igualmente el término de la lucha contra el liquidacionismo de “izquierda”. El FER ¡Por el luminoso sendero de Mariátegui! fue asimismo arena de contienda entre la línea liquidacionista de “izquierda” y la línea proletaria de la fracción encabezada por el Presidente Gonzalo y camarada Norah. Así un gran salto en el desarrollo del FER y los feristas fue, bajo dirección del PCP, salir de los claustros y campus universitario para ir a las fábricas y barriadas, donde el proletariado y las masas populares en su lucha cotidiana, los forjaron y templaron más con su ejemplo. En ese contexto de aplicación del plan de ¡IMPULSAR LA RECONSTITUCIÓN! me incorporé como activista al trabajo partidario de la zona norte de Lima Metropolitana y voy a conocer a la compañera Augusta La Torre Carrasco.

A fines de abril de 1976, se me invitó a participar a una reunión en la Zona Norte, en el local de la academia. Cuando ingresé al local habían 30 compañeros, entre ellos la compañera Augusta, quien estuvo a cargo de dirigir la reunión. Se trató sobre Situación Internacional, Nacional y del Partido. Es dentro de ese marco que nos planteó que el objetivo para el cual se nos había convocado era para llevar adelante una campaña de propaganda y agitación masiva con volanteo para el segundo domingo de mayo en diversos puntos de la Zona Norte. Debíamos llegar a las masas más pobres y la movilización política había que hacerlo con el contenido del volante: “A las madres del pueblo combatientes ignoradas”. Contenido que después supe había sido redactado por nuestro querido y respetado Presidente Gonzalo. Asimismo, nos recalcó una cuestión muy importante: bregar por concretar reuniones con las madres del pueblo de cada lugar, donde ellas deberían participar con expresión de agravios. Luego de terminada la reunión nos deseó muchos éxitos.

Pasamos a cumplir la acción con gran disposición de todos los participantes en la campaña de propaganda y agitación, producto de la alta cohesión ideológica alcanzada con la camarada Norah, quien con su ejemplo nos enseñaba a aplicar en todo momento la línea proletaria marxista-leninista-maoísta, pensamiento gonzalo (como diríamos ahora). A nosotros, que en total éramos diez, entre compañeras y compañeros, nos tocó hacer el volanteo casa por casa en la zona de la Balanza del distrito de Comas, kilómetro once. Previamente nos concentramos a partir de las diez de la mañana en la canchita de fulbito, al costado del reservorio de agua de la Balanza. Estábamos bajo responsabilidad de una compañera, quedando reunir a las masas, principalmente madres del pueblo, a las cuatro de la tarde, en la canchita de fulbito. Nos dividimos en cinco grupos de dos. A las diez y treinta de la mañana nos desplazamos a volantear casa por casa. Las madres del pueblo nos recibían muy bien, escuchaban muy atentas la movilización política que hacíamos y saludaban que era la primera vez que venían casa por casa a hablar con ellas. Además nos invitaban a almorzar con mucho cariño, lo que nos removió profundamente. Llegado las cuatro de la tarde, producto del trabajo de masas efectuado, habíamos concentrados alrededor de cincuenta personas, principalmente madres del pueblo.

La reunión con las masas empezó a las cuatro de la tarde y fue dirigida por la compañera responsable, quien cogió el contenido del volante para su intervención. La exposición de la compañera fue buena y aplaudida por las masas. Luego se invitó a que participaran las madres presentes, si mal no recuerdo intervinieron dos o tres haciendo expresión de agravios. Dicha reunión duró un poco más de una hora y terminó con aplausos fuertes de todas las concurrentes.
En la evaluación de esta tarea se concluyó que fue un rotundo éxito por la cantidad de masas movilizadas bajo la dirección del PCP. Y, lo que es principal, cuando se evaluó a nivel de Lima Metropolitana se destacó de como en un solo día con motivo de la celebración del día de la madre se difundieron setenta mil volantes: “¡A LAS MADRES DEL PUEBLO COMBATIENTES IGNORADAS!”, significando un salto en el trabajo de propaganda y agitación del Partido y por las masas que reunió en diferentes zonas de la capital.

Hasta abril de 1976 conocí a muchos compañeras y compañeros pertenecientes al Partido, pero cuando conocí a la camarada Norah quedó marcado en mí que ella descollaba muy por encima de todos ellos, en todos los planos, principalmente a nivel ideológico-político, así como su capacidad de organizadora del trabajo del Partido. Cuando movilizaba ideológica y políticamente sabía llegar a las fibras más profundas del alma, llegaba a infundir en nosotros la convicción profunda de cumplir cabalmente las tareas establecidas por el Partido.

Después del volanteo hecho por el Día de la Madre se nos convocó para realizar otro, esta vez la dirección del Partido a nivel de la Zona Norte nos estableció hacerlo en ómnibus y microbuses que transitaban por la avenida Túpac Amaru e ir también a mercados.

El contingente de activistas en un número mayor de treinta se concentró nuevamente en la Academia. La camarada Norah, que siempre llegaba temprano, también estuvo en esa oportunidad e hizo la movilización política respectiva. Se hizo la distribución por grupos de dos del contingente, en total fueron dieciséis. Dicha campaña de propaganda y agitación se desenvolvía simultáneamente en toda Lima Metropolitana. Del contenido del volante no lo recuerdo. La campaña se cumplió con creces, siendo bien recibido por las masas.

De esa oportunidad, recuerdo como si fuera ayer una escena muy bonita y conmovedora, los activistas iban entrando al local de la Academia y en eso llega una compañera con su bebé de más o menos tres meses. La camarada Norah la saludó con bastante cariño y un fuerte abrazo, luego cargó al bebé con mucha ternura delante de todos los compañeros. Aquí vale traer a colación lo que el Presidente Gonzalo nos ha enseñado siempre: ¡LOS HIJOS DE LAS MASAS SON COMO SI FUERAN NUESTROS HIJOS! La compañera le manifestó a la compañera Augusta que ella había venido a participar en el volanteo que impulsaba el Partido, por invitación de un compañero que la había abordado. La compañera Augusta la escuchó muy atentamente y con mucho aprecio le respondió que sí, y le dijo a la compañera que estaba a su costado, que mientras la compañera Bertha va a cumplir con la tarea, se quedara cuidando al bebé. La compañera aludida se sonrió, para luego dar su asentimiento.

La madre del bebé salió junto a un compañero a la tarea. Se demoraron aproximadamente unas tres horas en repartirlos. Concluida ella, regresaron, la compañera estaba muy contenta por ser la primera vez que participaba en una tarea de propaganda y agitación. La compañera Augusta felicitó a la compañera, así como al resto de compañeras y compañeros. Todos sentimos una gran alegría de la integración de las masas, principalmente más pobres, porque como bien sabemos la pobreza impulsa el anhelo de cambio, de acción, de revolución.

En la compañera Augusta destacaba su cariño infinito a las masas, expresado certeramente en palabras de la camarada Miriam, lo mejor de la organización y su perspectiva: “Y su otra peculiaridad era esa facilidad de llegar al alma de las masas campesinas… pero no sólo lograba esa cercanía con las masas pobres, lo lograba con los camaradas, tenía como dicen ahora mucha empatía, era sociable, simpática como si adivinara las furias y penas que el alma oculta.”

Han pasado 39 años desde que conocí a la camarada Norah, quien fue enviada por el Partido por abril de 1976 a la Zona Norte para construir Partido. Fue así que en heroica brega de entrega total y desinterés absoluto sirvió a ello y en perspectiva a la formación del Comité Metropolitano que se inició en agosto de 1977; Metropolitano que resolvió el problema de la forma orgánica de la capital y sirvió como piloto para la organización partidaria en las ciudades, según estableciera el Plan Nacional de Construcción establecido justa y correctamente por el Presidente Gonzalo.

Otra ocasión en que tuve la inmensa alegría de verme con la camarada Norah fue en diciembre de 1978. Ella vino para participar en la celebración del 85 aniversario del nacimiento del Presidente Mao Tsetung que iba a llevar adelante la base del Partido de la Zona Norte. Fue en casa de la compañera Bertha, en la urbanización La Pascana – Distrito de Comas. Llegó temprano, encontrándome a mí y a otro compañero. Grande fue mi sorpresa al encontrarme de nuevo, la saludé con un efusivo abrazo. Ella de inmediato me reconoció y nos hizo llegar los saludos de la dirección del Partido y el motivo de su presencia. Había sido enviada para exponer el Informe Central en la Sesión Solemne por el Aniversario del Presidente Mao.

Nosotros, le expresamos nuestro pleno acuerdo por lo dispuesto por el Partido y saludamos su presencia en esta base del Partido. Luego pasamos a informarle con respecto a la Sesión Solemne, que se debería iniciar a las siete de la noche, que los siete militantes que faltaban iban a llegar a las seis y treinta de la tarde de uno en uno. Le dijimos que faltaba confeccionar la bandera roja con la hoz y el martillo así como arreglar el local. La camarada Norah nos escuchó atentamente y luego junto a nosotros ayudó a confeccionar la bandera, así como a arreglar el local. Hecho que quedó por siempre grabado en mi mente, destacando cómo una dirigente del PCP participaba junto a nosotros con mucha alegría, desbordando optimismo histórico. Pude apreciar también que era sencilla, sabía ganarse el cariño de los militantes, de las masas, era un ejemplo vivo de lo que era ser dirigente del PCP forjada a imagen y semejanza del Presidente Gonzalo.

Terminada dichas tareas, la camarada empezó a elaborar el Esquema de la Sesión Solemne por el 85 aniversario del Presidente Mao Tsetung, creo que fue así: 1) Apertura, 2) Himno La Internacional (no se cantaba, se ponía una grabación), 3) lectura del Poema del Presidente Mao Tsetung Retorno a las montañas Chingkang, 4) Informe Central, 5) Himno La Internacional, 6) Brindis. Terminada la sesión solemne vino la cena de camaradería.

Mientras tanto, los militantes de una base del Partido empezaron a llegar al local uno por uno, el último llegó a las seis y cincuenta de la noche. La camarada saludó efusivamente a cada uno, expresando una sonrisa. En conversación con ella, una de las cosas que destacó fue el crecimiento del Partido. Cuando ella vino por abril de 1976 no había ningún militante y ahora se encontraba con nuevo militantes producto del trabajo del Partido.

A las siete de la noche se dio inicio a la Sesión Solemne. La exposición de la camarada Norah, que duró aproximadamente cuarenta y cinco minutos, fue muy buena. Lo hizo en base a un esquema que en su intervención iba desarrollándolo. Le ponía pasión, firmeza. Para nosotros fue una experiencia bien aleccionadora porque veíamos un ejemplo a seguir, y estuvimos muy atentos a lo que exponía.

En síntesis, la exposición hecha por camarada Norah cumplió con creces con su objetivo en cuanto a tener mayor comprensión de la extraordinaria obra del Presidente Mao Tsetung, fundador y guía luminoso del Partido Comunista de China, sabio e indesmayable líder de la revolución china y gran maestro del proletariado internacional, de los pueblos oprimidos y de la revolución mundial; el continuador magistral de los grandes maestros de la clase obrera internacional, el glorioso militante comunista que ha desarrollado a Marx y Lenin, el hombre extraordinario cuya vida latió hasta su fin con la luz imperecedera del marxismo, con la creadora fuerza omnipotente de las masas y el espíritu de servir al pueblo.

Terminada la Sesión Solemne se hicieron los brindis respectivos, la camarada Norah hizo el primero. Vino la cena de camaradería y finalmente la camarada Norah pasó a despedirse de nosotros, deseándonos muchos éxitos.

En noviembre de 1979 se llevó adelante la I Conferencia Nacional Ampliada, donde tuve la oportunidad de verme de nuevo con la camarada Norah. Conferencia que constituyó un hito histórico en la vida del Partido, piedra miliar donde se establecieron bases políticas, camino a seguir. Se sancionó el programa del Partido, la línea política general de la revolución peruana y los Estatutos partidarios, se resuelven problemas de estrategia política referentes a la violencia revolucionaria, la guerra popular y Partido, Ejército y Frente Único y se asumió: “¡Forjar en los hechos la I Compañía!” Asimismo, fue reconocido como Jefatura del Partido y la revolución el Presidente Gonzalo (en ese entonces se le conocía como camarada Gonzalo).
Asistieron más de cuarenta, entre ellos estaban los miembros del Comité Central y cuadros invitados a dicho evento. El 2 de diciembre de 1979 por la tarde se suspende la reunión, el Comité Permanente encabezado por el Presidente Gonzalo se retira de la sala donde estaban reunidos a otro ambiente para tratar lo concerniente al término de la Conferencia.

En mayo de 1988 en la Escuela Nacional de Dirigente y Cuadros, la camarada Míriam contó que la camarada Norah, viendo que faltaban pocas horas para que termine el día, establece un plan consistente en prolongar la duración de la reunión del Comité Permanente para que coincida el día de la fundación del Ejército Guerrillero Popular con el aniversario del nacimiento del Presidente Gonzalo, el 3 de diciembre. La camarada Norah sonreía mientras se contaba esta anécdota y por la expresión, algo sorprendida, no lo esperaba. Advertí, por el tono de su voz, que la camarada Míriam lo hacía con profunda emoción revolucionaria, con gran estima personal a la camarada Norah. Como lo podemos ver una vez más en la Entrevista que le hace el 2006 EFE:

“La segunda amiga que me acercó al PCP fue Augusta, una bella y joven señora ayacuchana cuya formación marxista era tan profunda como la literaria, había sido formada en la alta Escuela Política del marxismo; en China socialista por el PCCh dirigido por el Presidente Mao. (…). Sencilla y sabia, se entregaba entera, como escribí ‘Ella era el espejo del alma de las mujeres del Partido…’ y, buenas amigas, conversábamos de todo, hasta de lo más difícil, como camaradas casi siempre apoyaba sus matices de izquierda, era mi ejemplo de mujer primero, luego de comunista, después de dirigente. Yo me he formado como comunista en el Perú y en Europa, pero de quienes aprendí directamente fue de Abimael Guzmán un marxista ortodoxo que se mantenía firme en los principios y flexible en la aplicación, un marxista-leninista-maoísta, que aplicó la concepción a las condiciones concretas de la sociedad peruana y devino jefe del Partido y la revolución; y de Augusta La Torre, camarada Norah, repito, la más grande heroína del Partido y la revolución…”

La camarada Míriam dijo que para cumplir su objetivo la camarada Norah comienza a hacer intervenciones largas y preguntas en la reunión del Comité Permanente dirigido por el Presidente Gonzalo. Que el Presidente frente a las preguntas de la camarada, lo que hacía era responderlas. Luego intervenía de nuevo la camarada con otras preguntas y así se iba pasando el tiempo, hasta llegar minutos antes de las doce. El Presidente Gonzalo viendo que ya no había más intervenciones terminó la reunión del Comité Permanente.

Todos los asistentes a la reunión de camaradería, en 1988, escuchábamos a la camarada Míriam muy atentos, y cuando terminó expresamos una gran alegría, nuestra más profunda admiración por la sagacidad e iniciativa de la camarada Norah para la coincidencia histórica de la fundación del Ejército Guerrillero Popular con el aniversario del nacimiento del Presidente Gonzalo el 3 de diciembre. Y la camarada Norah sólo atinó a sonreír, se le veía sumamente alegre y muy contenta. En esos momentos se me vino a la mente cuando estábamos a la espera que ingrese el Comité Permanente, como militante de filas, que jamás se me cruzó en la mente el por qué de la demora, muy por el contrario para mí era normal.

Una vez terminada la reunión del Comité Permanente, el Presidente Gonzalo, camarada Norah y camarada Míriam ingresan a la Sala de reunión, siendo recibidos con gran júbilo revolucionario por todos los participantes en la I Conferencia Nacional Ampliada, y se hacen vivas:

¡Viva el camarada Gonzalo, Jefatura del Partido y la revolución!
¡Larga vida al camarada Gonzalo!
¡Tres hurras al camarada Gonzalo!

También hubo otras consignas que no recuerdo. Algunos camaradas lanzaron pica pica cuando el Presidente Gonzalo ingresó. Después del recibimiento tan emocionante, vino el saludo y abrazo al Presidente Gonzalo empezando por camarada Norah.

Luego vino el discurso histórico hecho por el Presidente Gonzalo Sobre tres capítulos de nuestra historia, donde en la parte final señala y afirma como Jefatura del Partido y la revolución su compromiso:
Hoy hemos tomado una decisión, es histórica; hemos expresado, puño en alto, dar la vida; cuando puestos de pie y puño en alto hemos expresado entregar nuestras vidas, en ese momento ha comenzado a abrirse la aurora.

            Yo también prometo como ustedes, pienso igual: bajo las banderas del marxismo-leninismo-pensamiento maotsetung, ante la efigie de nuestro fundador, ante la línea del Partido y las invictas banderas de nuestro Partido: Yo también brego y pugno por derribar los muros de este orden, yo también soy un combatiente de la Primera Compañía de la Primera División del Ejército Popular. Solamente tengo una aspiración, como vosotros: servir a mi pueblo, apoyarme en las masas que es nuestro sustento y bregar por el internacionalismo proletario. En el MCI tenemos una solo bandera: Marx la puso a flamear, Lenin siguió y Mao la llevó más alto, es y será la luz que nunca será arriada. Nos hemos puesto de pie y cumpliré aquello que tengo que cumplir. Lo que a mí me importa es cumplir bien mi jornada; los comunistas no esperamos nada, sólo servir al comunismo; y, mi decisión es la vuestra. Yo también seré simple combatiente de la lª Compañía; haré aquello que haya que hacer, haré aquello que deba, no espero nada, salvo una cosa: servir al comunismo, esto también es un compromiso: mi decisión es vuestra y la vuestra es mía, porque somos una unidad. Ha comenzado el derrumbamiento de los muros y comienza a desplegarse la aurora.

Por último todos los participantes equivalentes al número de hombres de una compañía y de la I Conferencia Nacional Ampliada asumen la siguiente decisión establecida por el Presidente Gonzalo:

“¡Forjar en los hechos la I Compañía! Florezca la violencia concretada en iniciar y desarrollar la lucha armada; abramos con plomo y ofrendemos nuestra sangre para escribir el nuevo capítulo de la historia del Partido y nuestro pueblo y forjemos en los hechos la I Compañía. Perú 3 de diciembre de 1979”

Luego de ello el Presidente Gonzalo hace entrega de una gorra de color verde olivo y de una estrella que representa al Ejército Guerrillero Popular, a cada participante de la I Conferencia Nacional Ampliada.

29 de agosto del 2015
   Militante del PCP

PRESENCIA IMBORRABLE

Conocí a la camarada Norah en Lima, 1976, posiblemente en abril, en una reunión de la Zona Norte. Ella dirigía la reunión; lamentablemente no recuerdo lo que trató en dicha oportunidad. Sabía que era la esposa del doctor Abimael Guzmán Reinoso, por referencias de un familiar que estudió en la Universidad de San Cristóbal de Huamanga, simpatizante del Frente Estudiantil Revolucionario cuyo lema era ¡Por el luminoso sendero de José Carlos Mariátegui! En las reuniones la llamábamos “compañera Augusta” o simplemente “compañera”. Años después conocería que su nombre de militante era Norah.

El trabajo zonal se había puesto en marcha derivado de la reorganización del Comité del PCP (Partido Comunista del Perú) en Lima, estructurado como Comité Metropolitano, a cuyo trabajo de masas concurrieron todos los organismos generados para marchar como un solo torrente. Todo esto era parte de impulsar la reconstitución del PCP.

Por mi familiar, sabía que el “doctor” —así lo llamaba al doctor Abimael Guzmán— y su esposa, Augusta La Torre, ya no radicaban en Ayacucho desde 1974. Con el tiempo fui conociendo las circunstancias de este hecho y su importancia para el futuro del PCP y la revolución.

En noviembre de 1975 se había realizado el V Pleno del CC (Comité Central), guiado por la consigna: ¡Retomar plenamente a Mariátegui e impulsar la reconstitución! El PCP había sancionado la línea política general de Mariátegui y puesto las bases para desarrollar su trabajo de  masas. Ya antes, en junio de 1975, el Partido había realizado una campaña con el afiche de Mariátegui: su rostro de perfil y el texto: “Mariátegui, 80 aniversario, PCP”, en rojo. Y en octubre del mismo año, el CC del PCP publicó ¡Retomemos a Mariátegui y reconstituyamos su Partido!, documento que a los activistas de la universidad donde estudiaba nos remocionó profundamente, por su contenido y porque después de varios años salía un documento firmado por el CC del Partido.

A inicios de 1976, a los activistas nos invitaron a una exposición en un local de La Cantuta, ubicado en la Avenida Salaverry. Fue un domingo a las nueve de la mañana. Llegué minutos antes y el local ya estaba lleno. A la hora indicada un compañero se puso al frente de los asistentes. Todos guardamos silencio. Tendría unos cuarenta años, de contextura robusta, su pelo ligeramente ondulado y peinado hacia atrás dejaba libre una frente amplia; usaba anteojos de carey y guayabera. “Es el Tigre”, “Es el Doctor”, comentaron algunos compañeros en voz bajita. Recién en ese momento supe que el expositor era el doctor Abimael Guzmán. Lo aprecié con mayor detenimiento: su figura me impresionó grandemente. Nos saludó, su sonrisa leve y voz clara. Vamos a exponer sobre el documento ¡Retomemos a Mariátegui y reconstituyamos su Partido!, anunció, y pasó a exponer ampliamente. Hablaba en primera persona plural, siempre, aunque era claro que eran sus posiciones, su pensamiento. Con el tiempo descubrí que era su forma de exponer. Cuando concluyó, intervinieron varios compañeros. El Doctor escuchaba con atención, y cuando se dirigía a los asistentes no los tuteaba, lo cual resultó otra característica de su trato con los compañeros y militantes. Visto a la distancia, supongo que camarada Norah estuvo en esta reunión, pero estaba tan concentrado en escuchar al Presidente Gonzalo e impresionado por sus cualidades que no presté mayor atención a quienes estaban cerca de él.

En el V Pleno había terminado la lucha contra el liquidacionismo de “izquierda”, opuesto a los organismos generados y al desarrollo del trabajo de masas. Estos organismos, concebidos como formas orgánicas para el trabajo abierto del Partido, se habían desarrollado en lucha contra dicho liquidacionismo. Después del V Pleno se reorganizó el trabajo partidario en Lima como Comité Metropolitano, con marcha orgánica regular, estableciendo el trabajo zonal y la directriz para el trabajo de masas en ciudad: trabajo fabril, principal y trabajo barrial, base. De esta manera, los organismos generados pasaron a marchar como un solo torrente, para canalizar las energías del conjunto planificadamente, en función de impulsar la reconstitución del Partido, para que la vanguardia organizada del proletariado esté en condiciones de cumplir su misión histórica: tomar el Poder mediante la guerra popular para culminar la revolución democrática, construir el socialismo y marchar al comunismo.

En estas circunstancias, la camarada Norah había asumido la dirección de la Zona Norte del Metro, como solíamos denominar al Comité Metropolitano.

En vísperas del Primero de mayo de 1976, la Zona Norte se reunió en un local frente a la Universidad Nacional de Ingeniería. Camarada Norah planteó la tarea de volanteo por el Día del Proletariado Internacional, en las fábricas de la zona. Dio las orientaciones para el volanteo, que sería con colecta. Se formaron grupos. Tuve la suerte de estar en el grupo de la camarada Norah, formado por seis compañeros activistas. Bajamos a la Ensambladora Chrysler, en la Panamericana Norte, que contaba con omnibuses para el transporte de los obreros. Llegamos minutos antes de la salida. La camarada Norah formó grupos de dos para subir a cada ómnibus, y me designó para cumplir la tarea con ella. Designación que me alegró; supuse que tomó esta decisión porque yo era el más joven del grupo, contaba con veinte años. Me dio un paquete de volantes. Usted repartirá y pedirá el apoyo económico, me indicó, sonriendo ligeramente. Sus palabras y expresiones me dieron confianza y seguridad, era la primera vez que volanteaba en fábricas. Los obreros empezaron a salir y subían a los omnibuses. Cuando el vehículo estaba casi lleno, camarada Norah me indicó para subir. Ella se paró a la altura del chofer y empezó a agitar sobre el papel del proletariado en la revolución y el contenido del volante. Mientras hablaba, yo repartía los volantes. “Una colaboración voluntaria para mantener la propaganda”, les decía al momento de entregar el volante. Todos ponían unas monedas en la bolsa plástica que sostenía junto con los volantes. Terminó la movilización política y bajamos. Nos encontramos con los otros compañeros, que también ya habían cumplido su tarea en los otros omnibuses. Los vehículos se pusieron en marcha y nosotros caminamos hacia la fábrica Textil Lolas, en la avenida Tomás Valle. Cuando empezaron a salir los obreros, en su mayoría obreras, los abordábamos individualmente y les entregábamos un volante. “Compañera, tenga este volante por el Día del Proletariado Internacional y su papel en la revolución…”,  le decía, y explicaba algo del contenido del volante; finalmente le solicitaba su apoyo económico. El abordaje era rápido, generalmente caminando, para abordar el mayor número de obreros. Distribuimos todos los volantes, juntamos el dinero recolectado y lo centralizamos.

A los pocos días, en reunión de la Zona, previa al Día de la Madre, la camarada Norah planteó la tarea de volanteo para el domingo: debíamos ir a las masas profundas de barrios y barriadas llevando la política del Partido. Yo trabajaba en el sector de Independencia, y con cuatro compañeros nos correspondió volantear en Payet. Nos concentramos en la Urbanización Ingeniería a las ocho de la mañana y tomamos la línea 50, un ómnibus viejo, azul, que nos llevó a Payet. Nos distribuimos los volantes. Eran de papel periódico, tamaño oficio doblado por la mitad, encabezado por: ¡A las madres combatientes del pueblo! Empezamos por las casas de la parte más alta del cerro, de esteras, cartones y triplay, sus techos de plástico y esteras; de ahí bajamos volanteando de casa en casa. Tocamos la puerta; a quien salía le explicábamos el contenido del volante, y le solicitábamos colaboración voluntaria para mantener la propaganda… Como a las tres de la tarde se nos agotaron los volantes; juntamos el dinero y el responsable del grupo lo llevó para centralizarlo e informar del cumplimiento de la tarea. En el balance nos informaron que ese Día de la Madre habíamos difundido setenta mil volantes en Lima.

Las reuniones de la Zona se realizaban con frecuencia en una academia de la Urbanización Ingeniería, empezaban a las seis de la tarde y terminaban entre las diez y once de la noche. A esta hora, en la ruta a mi domicilio, en Jesús María, sólo había transporte público hasta la Plaza Unión. Aquí tomaba el microbús de la línea 10, el moradito, que a esa hora recorría sólo de la Plaza Unión hasta el final de la avenida Brasil. En un par de oportunidades coincidimos en el microbús con la camarada Norah y conversamos; en verdad, me preguntaba y yo respondía; oportunidades en las que le conté en qué provincia había nacido y del familiar que me había hablado del Partido, de ella y del doctor Abimael Guzmán. Resultó que ella conocía mi provincia y a mi familiar. Yo me bajaba en la cuadra veinte de la avenida Brasil, y ella continuaba viaje.

Después de algunas semanas, otro compañero asumió la responsabilidad de la Zona Norte, tal vez en julio, por lo que dejamos de verla. Ya había organizado y puesto en marcha la Zona, con sus sectores y subsectores, considerando el trabajo fabril como principal y el barrial como base.

Un tiempo después, quizá en setiembre, nos convocaron a los activistas de las cinco zonas a una reunión en San Marcos, en un aula grande del Programa de Economía. Asistimos más de ciento cincuenta. Fue motivo de alegría ver ahí a la camarada Norah. Ella dirigió la reunión, sentada a una mesa, junto con los responsables de las zonas, frente al contingente. De esta reunión, lo que quedó grabada en mi memoria fue la pregunta que hizo: ¿Es necesario desarrollar el pensamiento de Mariátegui? Me sorprendió la pregunta, porque no se me había ocurrido, pues en ese tiempo nuestra posición estaba centrada en retomar a Mariátegui, al marxista-leninista convicto y confeso, frente a las posiciones como las de Vanguardia Revolucionaria, el Partido Comunista Revolucionario —los que con el tiempo, junto con otros, formarían el Partido Unificado Mariateguista— que pregonaban la “caducidad de Mariátegui”, que ya era pasado. Sosteníamos la vigencia del pensamiento de Mariátegui, de la línea política general establecida por él, pero sistematizada por el Partido. Después de escuchar la pregunta, percibí cierto desconcierto en los activistas, inseguridad para intervenir. Hasta que un compañero pidió la palabra. Mariátegui está vigente y lo que corresponde es retomarlo, dijo sin mucha seguridad. Otro compañero pidió la palabra: Hay que retomar a Mariátegui, pero es necesario desarrollarlo por los cambios que se han dado en la sociedad, opinó, pero sin precisar cuáles eran esos cambios. El carácter de la sociedad no ha cambiado, por tanto basta con retomar a Mariátegui, intervino otro. El siguiente activista sostuvo que había que desarrollar a Mariátegui. Camarada Norah y los compañeros de la mesa escuchaban con atención las opiniones divergentes. Yo hacía lo mismo, y me parecía correcta la idea de que era necesario desarrollar a Mariátegui porque hubo cambios en la sociedad, pero no encontraba los argumentos para sostener esta opinión. Por esto no me decidía a intervenir. Entonces, camarada Norah tomó la palabra y fundamentó por qué era importante y necesario desarrollar a Mariátegui. Recuerdo sólo las ideas fundamentales que expuso: el Partido ha redescubierto a Mariátegui y defendido la vigencia de la línea política general por él establecida, de las leyes generales de la revolución en el Perú; ahora lo que corresponde es especificar estas leyes generales a una nueva circunstancia nacional e internacional. En lo internacional, al pensamiento maotsetung, que es la forma actual de ser marxista-leninista; que si bien en Mariátegui se encuentran tesis similares a las del Presidente Mao, Mariátegui no conoció los grandiosos desarrollos hechos por el pensamiento maotsetung. En el país, Mariátegui no vivió el desarrollo del capitalismo burocrático, con las implicancias de ser la tercera montaña contra la que combate la revolución. Por tanto, la revolución exige reconstituir el Partido sobre la base del marxismo-leninismo-pensamiento maotsetung, exige desarrollar el camino de Mariátegui a la luz del marxismo-leninismo-pensamiento maotsetung. Mi mente quedó despejado de brumas y convencido con los argumentos sostenidos por camarada Norah. Intervinieron los responsables de las zonas sobre la base de lo argumentado por ella. Las siguientes intervenciones de los activistas ya expresaban cierta claridad y convencimiento en la necesidad de desarrollar a Mariátegui. Así, con la intervención de camarada Norah, avanzamos en cohesionarnos ideológica y políticamente, para servir mejor al Partido y la revolución.

A inicios de 1977, cuando bajaron el informe del VI Pleno del CC, de diciembre de ese año, señalaba que en el evento se expresaron divergencias sobre “retomar a Mariátegui y desarrollarlo”, y sostenía la importancia del desarrollo de Mariátegui para la situación que se abría en el Partido: la Culminación de la reconstitución del Partido. Entonces, estaba sumamente clara la importancia y necesidad de desarrollar a Mariátegui. Lo que había tratado previamente la camarada Norah con los activistas del Metro.

También a inicios de 1977, los responsables de la Zona y de los sectores llevaban a las reuniones, en algunas oportunidades, unos documentos del Partido, voluminosos, de difusión restringida. De manera circunstancial conseguí ver la carátula con el título y la tapa posterior con la hoz y el martillo; tenían textos y marco rojo y azul; formato oficio, impreso a mimeógrafo. Los títulos eran: Documentos de la lucha interna, El marxismo y la construcción, Construcción y lucha en la historia del Partido. Eran documentos mucho más voluminosos que Bandera Roja 45, el Órgano del CC del PCP, publicado en 1976 después de cinco años del número anterior y remocionó profundamente al contingente. Deseaba leerlos, o por lo menos hojearlos y conocer su contenido. Deseo acrecentado cuando el responsable de la Zona leía algún fragmento en la reunión. Recién a fines de 1980 pude saciar dicho anhelo. Documentos de la lucha interna contenía una selección de escritos de la experiencia del proletariado internacional, especialmente de China; El marxismo y la construcción, textos fundamentales del marxismo sobre problemas de la construcción, en especial del Partido, principalmente del trabajo secreto y el trabajo abierto; y Construcción y lucha en la historia del Partido, en dos tomos, recopilación de documentos partidarios importantes sobre construcción y lucha.

Recientemente, en Memorias desde Némesis leí que el Departamento de Propaganda fue el que elaboró la documentación mencionada, Departamento dirigido por camarada Norah. Y precisa:

Más de seiscientas páginas de valiosos materiales de estudio, a los que se sumó la aún más importante documentación producto de la investigación de la lucha de clases en el país desde 1945 a 1976 sobre economía, política, cuestión campesina, lucha de masas (frente único) y problema militar (éste incluía una relación de más de ciento cincuenta años de enfrentamientos armados, desde la emancipación), además de la lucha internacional de similar periodo, de 1945 a 1976.

Y, a continuación, expresa el reconocimiento a la extraordinaria e importante labor de camarada Norah en esos momentos:

Labor cumplida igualmente por el Departamento de Propaganda dirigido por la camarada Norah, con el apoyo de las células de Lima; como también apoyaban la impresión de Bandera Roja y demás publicaciones partidarias, aplicando la línea de masas. Así, pues, la preparación del VII Pleno y la labor de este Departamento, particularmente, abonaron a su éxito…

La lucha armada se había iniciado el 17 de mayo de 1980, siguiendo el camino de cercar las ciudades desde el campo. Si bien la guerra popular se desenvolvía en la ciudad, como complemento necesario, el teatro principal era el campo. Comprendiendo esta especificación de la guerra popular del Perú, pedí al Partido mi desplazamiento al campo. Continué cumpliendo las tareas hasta que fui convocado, junto con unos treinta compañeros del Metro para ser desplazados al campo. Recibí con júbilo la noticia, y asistí a las reuniones previas. Era el quinto desplazamiento. (El primero se realizó en 1977, para la aplicación del Plan nacional de construcción.) En la primera reunión, las camaradas Nancy y una cuyo seudónimo no recuerdo leyeron documentos del balance de agosto, de las primeras acciones, demostrando el exitoso inicio de la lucha armada, siguiendo el camino de cercar las ciudades desde el campo. En la segunda, la camarada Míriam expuso sobre las primeras acciones del ILA, del inicio de la lucha armada, centrada en la acción guerrillera de Ayrabamba, con la ayuda de mapas que mostraban cómo se concentraron las fuerzas desde diversos puntos, cómo fue la incursión a la hacienda de los Parodi y el levantamiento de cosecha, y cómo fue la retirada y dispersión de los combatientes. La exposición demostró que la acción más alta del inicio fue la acción guerrillera de Ayrabamba, del 10 de julio de 1980, comprobando, contra quienes imputaban al plan de inicio de “hoxhista” ¾de que el centro de las acciones era la ciudad y no el campo, dejándose llevar por la prensa que ocultaba las acciones del campo¾, que el Partido había iniciado la guerra de guerrillas y abierto el camino de cercar las ciudades desde el campo.

Para la tercera y última reunión, pasamos por el punto de seguridad, donde nos dieron la dirección y de dos en dos llegamos al local. Ya estábamos todos y esperábamos en silencio. También estaban ahí dos camaradas del Metro, quienes se desplazaban a una habitación contigua. De pie, camaradas, va a ingresar el camarada Gonzalo, dijo una de ellas. Todos nos pusimos de pie. Ingresó el camarada Gonzalo, seguido de las camaradas Norah y Míriam: los miembros del Comité Permanente. Se sentaron a una mesa: camarada Gonzalo en el centro, camarada Norah a su derecha y camarada Míriam a su izquierda. Luego, todos tomamos asiento, en estricto silencio. La emoción me invadió al ver al jefe del Partido y la revolución, lo mismo que a las camaradas, especialmente a la camarada Norah, a quien veía después de tres años. Ella mantenía su contextura, su rostro sereno, su larga y lacia cabellera amarrada; todo de una belleza natural, sin un ápice de arreglo… El camarada Gonzalo (su designación como Presidente del Partido fue a inicios de 1983) nos saludó y expuso en base al libro El papel del individuo en la historia, de Plejánov. La idea central que me quedó es que, para el marxismo, las masas hacen la historia; pero este principio no niega que los individuos cumplen su papel en la historia en la medida en que comprenden las leyes de desarrollo de la sociedad y las aplican para hacerla avanzar, para que la humanidad pase del reino de la necesidad al reino de la libertad. También planteó sobre el ILA; dijo que se abrió lo nuevo: las acciones y los destacamentos; y había que pasar a formar los pelotones en el campo y avanzar hacia la guerra de guerrillas… Después de la exposición, todos tomamos posición y planteamos las razones por las que habíamos pedido nuestro desplazamiento al campo. Una vez que intervinimos, el camarada Gonzalo nos felicitó y nos deseó éxitos. Sirvieron los alimentos y, mientras comimos, las camaradas comentaron sobre algunas acciones y anécdotas del inicio de la lucha armada. Al final de la reunión, camarada Gonzalo nos entregó a cada compañero un libro: Citas del Presidente Mao; en la primera página llevaba escrita la consigna, ¡Hacia la guerra de guerrillas!, de su puño y letra, la fecha y su firma. A continuación nos comunicaron a qué Comité iríamos, y nos juntaron de acuerdo a nuestro destino. Los que iríamos a Andahuaylas-Cangallo éramos cinco. Nos reunimos con el Comité Permanente; camarada Gonzalo designó a una compañera como responsable del grupo, nos dio las orientaciones para el viaje y el enlace en el campo, y nos precisó a cada uno el lugar donde trabajaríamos en el Comité Zonal.

Ya en el campo, por comentarios de los compañeros, me enteré que camarada Norah era la responsable del Comité Zonal Andahuaylas-Cangallo, el zonal principal de todo el Regional Principal; que ella había dirigido la acción guerrillera de Ayrabamba, y detalles de la misma; hasta anécdotas de su trabajo en el Zonal; también comentaron que venía asumiendo dicha responsabilidad desde 1978, y el trabajo desenvuelto bajo su responsabilidad había sido calificado por el jefe del Partido como ejemplo de preparación de la guerra popular. Así, la labor de camarada Norah estaba ligada a diversos hechos históricos del Partido y la revolución. También percibí el gran cariño que le tenía la militancia y las masas que la habían conocido.

Tuve problemas y regresé a Lima, donde me incorporé al trabajo. Pasaron los años y la guerra popular se desarrollaba pujante y victoriosa. Formé familia y para 1984 tenía dos hijos, y trabajaba como ingeniero en una empresa.

En 1985 pedí mi desplazamiento al campo. El Partido aceptó, y volví al campo el siguiente año.

A inicios de agosto de 1987, el Comité Regional me envió a Lima como enlace con la dirección del Partido. Llegué sin inconvenientes y me alojaron en un local de seguridad. A los días me dijeron que me llevarían a otro local. Me llevaron en automóvil; a la media hora llegó otro automóvil y subí al asiento posterior. Recuéstese, me dijo el chofer. Me taparon con una manta, y el vehículo se puso en movimiento. Cuando se detuvo, me dijeron que me levantara. Estaba en la cochera de una casa; no se veía la calle. Me condujeron a una habitación del segundo piso, donde había algunos camaradas. Nos saludamos y tomé asiento. Al rato llegaron dos compañeros más, y continuamos esperando en silencio. Camaradas, pónganse de pie, va a entrar el Presidente Gonzalo, anunció un camarada. Una vez puestos de pie, entró el Presidente del Partido, seguido de las camaradas Norah y Míriam. Tomaron asiento a nuestro frente, camarada Norah a la derecha del Presidente y camarada Míriam a la izquierda. Presidente Gonzalo había cambiado poco físicamente, sólo había ganado algo de peso; me sorprendí porque, siendo el hombre más buscado por la reacción, no había cambiado su apariencia. La expresión de camarada Norah era similar a la de siete años atrás, pero había subido de peso. Reflexioné en las condiciones de estricta clandestinidad en que vivían, sin mucho movimiento y en gran tensión, preocupados por la marcha de todo el Partido y la guerra popular, con el enemigo al acecho… Camarada Míriam no había cambiado físicamente… El Presidente nos saludó a los enlaces de varios comités del Partido; comentó sobre diversos temas, como de la situación desatada por el anuncio de la estatización de la Banca por el gobierno aprista; también del desarrollo de la guerra popular. Era una reunión de camaradería, el ambiente cálido. Teníamos el privilegio de estar con la jefatura del Partido y la revolución, con la Dirección Central. El trato franco y afectuoso del Presidente daba confianza para hablar, para responder a sus preguntas y añadir una opinión. Soy el camarada A, vengo del Comité Regional…, respondí cuando me preguntó por mi seudónimo. Ah, usted fue desplazado el año pasado, me dijo, e hizo referencia al trabajo partidario que había cumplido antes. ¡El Presidente estaba informado de todo y recordaba los detalles! Luego, intervino camarada Norah. ¡Qué tal ruptura, camarada!, dijo, refiriéndose a lo que había dejado para ir a combatir al campo. Mi sorpresa aumentó con el conocimiento que tenía la camarada Norah de los militantes, incluido detalles… A los pocos minutos, ella me pregunta: ¿Usted es familiar del camarada O? Sí, camarada, soy su hermano, respondí, sobreponiéndome a una nueva sorpresa. Yo sabía que mi hermano se había reunido con la Dirección Central a mediados de 1985, antes de su desplazamiento al campo. Allí fue detenido, trasladado a Lima y recluido en el penal de Lurigancho, donde dio la vida en el genocidio del 19 de junio de 1986. El camarada O siempre estaba optimista, alegre y risueño. Un buen camarada. En él tiene un buen ejemplo a seguir, me dijo, envolviéndome con su mirada cálida. ¡La camarada Norah recordaba bien a mi hermano, tanto que me reconoció por mi parecido físico con él! Me llenó de orgullo lo que dijo de mi hermano, porque nos queríamos profundamente; y, sí, era un ejemplo a seguir, y lo haría. Pero mis sorpresas no habían terminado aún. Pocos han pasado la prueba que él ha pasado; pequeño, el camarada, pero bien templado, bien endurecido, comentó el Presidente. Escuchándolo, recordaba con cariño al camarada y su espíritu comunista, al hermano entrañable. En seguida comentó, con dolor, sobre el genocidio perpetrado por el gobierno aprista encabezado por García Pérez… Comentó de la intervención de Israel en la guerra contrasubversiva, entrenando a las Fuerzas Armadas y Policiales con su experiencia genocida contra el pueblo palestino; por lo que la guerra popular debía golpear a Israel. Las camaradas Norah y Míriam comentaron sobre el tema, incidiendo en cuidar de no afectar a la población civil. Ya entrada la noche, Presidente Gonzalo anunció que se retiraban. Nos pusimos de pie, y se despidieron de cada uno de los enlaces. ¡Cuídese, camarada, cuídese!, dijo Presidente, mientras me abrazaba con fuerza. ¡Cuídese, camarada, y siga avanzando, que tiene un buen ejemplo a seguir en el camarada O!, me dijo camarada Norah al abrazarme, y luego me dio un beso en la frente, como una madre que se despide del hijo, sin la seguridad de volver a encontrarse. Y era objetivo, porque estábamos en guerra y la vida la llevábamos en la punta de los dedos. Sí, camarada, así lo haré, respondí, vibrando de emoción. Finalmente, nos dimos un abrazo de despedida con camarada Míriam. ¡Cuídese, camarada!, me dijo… Fue una reunión muy emotiva e inolvidable, por las expresiones de camaradería, principalmente del Presidente Gonzalo, que fortalecieron mi resolución de seguir combatiendo en la guerra popular, bajo la dirección del Partido y su jefatura, hasta el último aliento de vida.

Volví a Lima como enlace en noviembre de 1987. Me llevaron a un local, cumpliendo las normas de seguridad. Allí me encontré con algunos enlaces y dirigentes de algunos Comités. Nos proporcionaron casetes grabados con la exposición del Presidente Gonzalo: La Gran Revolución de Octubre, comienzo de una nueva era; la transcribimos para llevarla a nuestros comités. Al día siguiente llegaron más camaradas. En la tarde nos reunieron en una sala, y esperamos sentados. Nos pusimos de pie cuando anunciaron el ingreso de la Dirección Central. Ingresaron Presidente Gonzalo y las camaradas Norah y Míriam, y tomaron asiento frente al contingente. Todos sonreíamos felices al verlos. Presidente nos saludó a nombre de la Dirección Central con el calor comunista de siempre; y nos comunicó que el documento Bases de discusión estaba listo; debíamos llevarlo a nuestras bases y estudiarlo en el Comité de Dirección, como preparación del Primer Congreso del Partido. La noticia del esperado documento nos llenó de alegría. Ya era de noche cuando el Presidente y las camaradas Norah y Míriam se retiraron. Todos nos fuimos a descansar a los cuartos que nos asignaron. Al anochecer del día siguiente,  me despedí de Presidente Gonzalo y de las camaradas Norah y Míriam, con el mismo calor y afecto y preocupación de oportunidades anteriores.

Regresé al campo y me aboqué al cumplimiento de las tareas.

Sería enero de 1989 cuando desenvolvíamos una reunión de la fuerza principal del Ejército Guerrillero Popular en una base de apoyo. En un momento de la reunión de camaradería me quedé con el secretario del Regional. Camarada, es necesario que conozca un hecho muy doloroso para el Partido: la camarada Norah ha fallecido, me dijo, con dolor y pesar. Me quedé helado, aturdido por la infausta noticia; mi pecho se estrechaba con dolor y mis ojos se empañaron, hasta que desbordaron mis lágrimas. ¡No puede ser! ¡No puede ser que haya muerto!, dije, conmocionado por el dolor. ¡Cálmese, camarada, cálmese!, me decía el secretario, conteniendo él mismo su dolor. Era consciente del gran vacío que dejaba en el Partido la segunda dirigente del Partido, la compañera del Presidente, integrante de la fracción roja desde su inicio… Asimilando el dolor, continuamos con el trabajo, aplicando los planes del Partido.

Después se publicó la Resolución de la Tercera Sesión del Congreso del PCP:

¡HONOR Y GLORIA A LA CAMARADA NORAH!

        El I Congreso rinde profundo homenaje a la camarada Norah, miembro de la fracción roja y probada comunista, gran dirigente, ejemplo imperecedero de dar la vida por el Partido, combatiente indesmayable marxista-leninista-maoísta, pensamiento gonzalo y firme y siempre consecuente antirrevisionista. La más grande heroína del Partido.

        El Congreso la condecora con la Orden de la Hoz y el Martillo, la más alta distinción partidaria y decide que en el futuro monumento de los héroes del pueblo se la ubique en un lugar especial y de la mayor deferencia.

          Perú, 29 de junio de 1989


Resolución que asume la militancia partidaria y la enarbola como bandera tremolante en la lucha por el comunismo.
Finalmente, qué mejor valoración puede haber que la del Presidente Gonzalo, quien, en In Memoriam de Norah, dice:

        …Comprendemos, la clase, el proletariado para llegar al comunismo ha de pagar el precio de su propia extinción; y en los comunistas se cumple la misma ley. Bien sabemos, y tú, Norah, por posición de clase, espíritu de partido, servir al pueblo y desinterés absoluto, por tu devoción y entrega ilimitada en dar la vida por el Partido y la revolución hasta la consunción final de toda energía, eres comunista cabal y ejemplar.

        Y es verdad incontrovertible, todo ser humano solo es generación única e irrepetible de carne de materia espacio-temporal modelada por la sociedad en la lucha de clases; y pese a lo inconmensurable de tu ausencia, pensamos, sentimos con asombro agradecido, inmensamente mayor el que hayas existido, vivido y luchado junto a nosotros.

La camarada Norah vive y combate en nosotros, su presencia imborrable es grandioso ejemplo comunista.

29 de agosto del 2015

    Militante del PCP

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