“Soy un pueblo que no se queda quieto, que no se satisface con supervivir y cultivar las lágrimas ni renunciar a la alegría y los cantos de libertad sobre la tierra. Yendo en pos del alba hemos ido librando todos los senderos con nuestras febriles y obstinadas huellas. Y nuestros árboles creciendo nos dieron vigorosos y hermosos frutos; sin embargo, el fragor de los días nos quitó algunos muy preciados, dejándonos dolorosos y profundos surcos, el zigzagueante camino y el costo que hay que pagar por el futuro.
Y concentrando todas las jornadas, el haber visto mucho y soportado todo, el haber renacido de cenizas, haber logrado la luz del sol y el color y sabor del trigo, ha hecho más sólido y pleno el amor al fuego y más consciente y decidido el servicio al pueblo. Ya no soy, simplemente somos”.
Osmán Morote Barrionuevo.
Piedras Gordas, noviembre 2006.
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