Patio,
enmallado por pedazos,
para reducir
la marcha,
fraccionar los
pasos
y estrujar
palabras
con una soga
de cuchillas
y de odio en
la garganta
para alejarnos
más
del cielo y el
vuelo
de los pájaros.
“Tierras de
nadie”
y murallas
grises
te rodean y aíslan.
Aquí
disputo el
territorio
al celador
y a las hormigas
aquí
sembré y
coseché
dos rosas
rojas
en puñados de
tierra clandestina.
Aquí hablo con
mi Maestro,
hablo con mis
madres, hermanas
y mis hijas,
hablo con la
Clase
y con el
pueblo,
y escucho y
aprendo
sus lecciones.
Hablo contigo,
y te digo y te
escucho
porque eres mi
viento,
mi piel, mi
caudal creciente
en todos los
momentos
en que vivo,
sangro y
grito.
con todas las
bocas
y todos los
ojos
que hemos
compartido
siempre.
Piedras Gordas, 9 enero 2011
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